Imagínate que no tenemos piel y el frío hace mordernos los dedos

Viejo texto -ahora remozado- que empezó a sobrehilvanarse en VIVA nevagando, del cual son casi tan culpables como yo LIACICE y la propia VIVA

Ella ve mares en todos los espejos,

temiendo el quebranto del cristal que los retiene,

no por los siete años de mala suerte

si no por el temor a que se vierta un océano dentro de su casa.

 

Los viernes hornea pasteles de chocolate, canela, matarratas.

Todo a partes iguales

para que los dolores de tripa sean dulces, aromáticos, mortales.

 

Antiguos amantes vienen invitados los sábados a merendar,

café crudo para los dos y un trozo generoso de pastel para mí.

 

La ropa se nos va cayendo por el suelo

entre sus risas y mis retortijones,

en la alcoba llueven besos y bómitos,

sudor y saña,

semen y sangre.

Al alba ella fuma un cigarrillo y yo miro, sin ver,

mi reflejo en el azogue cuarteado.

                                                                                Ahora tiene un mar disgustado

                                                                                  batiendo las olas en el salón.

                                                                               (y mi cadaver en el dormitorio)

.

 

28 comentarios en “Imagínate que no tenemos piel y el frío hace mordernos los dedos

  1. La primera estrofa me ha sugerido algo muy revelador, porque me es muy familiar: a veces doy un paso por delante de mis propios miedos y, a modo de vaso a punto de llenarse, dibujo una escena aun más terrible, tanto que heredo dos temores: el lógico (aceptado y políticamente correcto) y el subjetivo que es dañino y avasalla mi esperanza; por eso ella teme que se rompa el cristal: por ese mar que ella cree que retiene en el interior, cuando únicamente sería testigo del ruido de cristales y, quizá, de los siete años de vete a saber qué.
    Ya luego intentas vestirte de cotidiano; pero ahí es donde aparece lo más representativo de casi toda tu obra (en prosa o en verso) : son textos desde el filo: urgencia vital, exceso grandilocuente y grato a los sentidos de los que, como yo, compartimos esa forma de entender las cosas.
    Heroica noche rota con el estomago destrozado, muerte de rata con las paredes gástricas tan dadas de sí como el deseo que te impele a derramar fluidos ante una amantis a la que te entregas conscientemente.
    Básicamente estás describiendo el mundo tal y como está en estos momentos: un 11 de mayo de 2012:
    Joxxdos, pero tirando, que ya es mucho.
    Un abrazo, querido amigo, te deseo un fin de semana de crecimiento personal.

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    • Una vivisección del texto muy certera, pero no la merezco, yo soy mas improvisador, mas digo/escribo como me viene, pero supongo que en el subconsciente hay cosas, no lo sé. Pero es verdad, los miedos imaginados son siempre muchísimo mas terribles que los miedos reales.
      Será eso que tu dices, que lo que veo en el mundo actual es lo que expreso, sí, seguro, es eso.
      Saludos, amigo

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  2. El matarratas, como la lobotomía, es un método demasiado olvidado que habría que rescatar de inmediato. Es darle a los bichos la oportunidad de sentirse elegantes; ¿qué puede haber más decadente y sangriazul que la muerte después de un banquete?

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  3. El amor como juego amargo, sorprendente y gozoso, su final roto, todo esto me sugiere tu poema, con sus paradojas y palabras antipoéticas (y otros textos tuyos que he leído también). Inevitablemente, la literatura como forma de venganza y de salvación. Saludos

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  4. no hay nada como encontrar la inspiración así, en compañias sanas que te hacen acabar sangrando. Siempre pensé que eran los espejos los únicos capaces de retener algunos océanos…sirven de escudo, como la risa. Hoy hubiera paseado por Gran Vía de madrugada, con mucho gusto…

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    • Los escudos son cuchillas con dos filos, a veces protegen y otras oprimen. Unicamente hay que encontrarles una grieta, como las que acaban estallando dentro de un espejo. Un día de estos arrastraré el mar hata llevartelo dentro de un beso-verso
      .
      Siempre nos quedará Nebraska

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      • si eres capaz de arrastrar el mar hasta Gran Vía, otra vez, como aquella que lo inundaste de letras…¿Te acuerdas? Sonreían las putas de Montera, y yo. También sonreía yo…

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        • Dicen que en Fuencarral todavía quedan ecos de tu taconeo, y algunos juran que en los escaparates aún permanecen reflejos de tus medias de tigre.
          (no eran putas, eran ángeles caídos intentando levantar el vuelo)

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          • Siempre pensé que eran cebras las que escudaban mis piernas…para que veas lo inocente que puedo llegar a ser. Pensándolo bien, tendré que empezar a amaestrar tigres que me protejan, sí.

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