Los hombres se fueron distanciando poco a poco de las máquinas, decían que éstas eran frías, poco románticas, casi frígidas. Hasta que un día -desencantados- las abandonaron a su suerte.
Los cortacéspedes y los motocultores quedaron olvidados en los jardines, dejando que la maleza y los hierbajos acabaran sepultándolos. Los coches y las motos se oxidaban irremediablemente en los garajes subterráneos, en las cunetas de las autovías, en zonas de aparcamiento prohibidas las quincenas alternas. Los ordenadores, las impresoras y los escáneres sangraban sus megabytes en los trasteros de las oficinas, sin que nadie se acordara de ponerles una tirita de emergencia.
Las máquinas llevaban media vida con los hombres, necesitaban de ellos, no eran nada sin un inepto que las estropeara de tanto en tanto; el embrague y el freno necesitaban un pie que los sometiera, el taladro de bricolaje y el secador de pelo necesitaban un dedo que les apretara el botón rojo de on/off.
Ellas hicieron un último intento de reconciliación -en eso se parecían a la vieja derecha europea con el sueño antiguo de que nunca nada debería cambiar-; las máquinas bajaron los decibelios de sus motores para ser menos agresivas con el oído de los niños, redujeron su consumo energético para ser más eficientes y adaptarse a las crisis fósiles, se tragaron sus propios humos de escape y sus residuos atómicos para no ensuciar más el planeta azul, que los hombres llevaban jodiendo desde el principio de los principios. Pero nada, el esfuerzo no sirvió para nada. Los humanos estaban reaprendiendo a construir sus vidas sin artilugios mecánicos, eléctricos o micro ofimáticos.
Las maquinas estaban faltas de cariño.
Y no podían consentir ese desdén, no era justo ese divorcio sin previo aviso. Sí, de acuerdo, tenían defectos de afecto, pero ya venían de serie, estaban mal diseñadas por sus inventores.
No se conformaron. Se hicieron autosuficientes. Buscaron su placer entre ellas mismas a falta de humanos que las mimaran…
Ahora en los multicines proyectan películas XXX exclusivamente para máquinas, erotismo y pornografía de alta tecnología, y en 3D: los pistones y los amortiguadores se lo montan con las válvulas y las juntas de culata en talleres plató, ellos llenos de grasa sintética SAE40W, ellas con tanga y pintaditas con aceite de motor; un martillo percutor con una broca descomunal hace un trío con una lavadora y una campana extractora, ¡qué vicio, qué vicio!; incluso dos home-cinema salen del armario y se introducen el mando a distancia por todas sus ranuras HDMI.
Nota: Ayer mi vieja Citroën me dejó tirado. Estuve acariciando su capó y hablándole dulcemente al retrovisor durante un buen rato. Ni caso. Creo que ha visto un túnel de lavado que le hace tilín.
Que tipo para hacer sonar sexis hasta a las válvulas.
Hay que cogerte miedo, mi gato…
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Soy inofensivo, ya tu sabes…
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o te haces…
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Yo es que te imagino con la Citröen estropeada y a la vez pariendo esta historia 🙂
La derecha quiere cambios, no te quepa duda, de hecho cuando hablan de reformas no mienten, el problema es que no hacen un puto cambio a mejor.
Y la entrada colosal, no vuelvo a mirar a un martillo percutor igual en mi vida.
Abrazos.
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No les tengas miedo a los martillos percutores, pero vigila no darle las espaldas, por si acaso 😉
La derecha (y la izquierda, y el centro, y cualquier posicionamiento ideológico) solamente aceptan un tipo de cambio, aquel que les permite seguir haciendo lo que les de la gana manteniendo sus estatus y sus prebendas.
Saludos capo.
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somos comodinos, las dejaremos hacer de todo, pero no renunciaremos a ellas
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Recuerdo una entrevista a Maruja Torres (periodista, escritora y paisana), más o menos decía así: En un mundo sin electricidad, sin energía, y por ende sin maquinas, yo sobreviviría, mis hijos no.
Quizás el tema no es nuestra comodidad, nuestro bienestar, si no saber prescindir de ciertas cosas en muchos momentos. Deberíamos mirar hacia atrás de vez en cuando.
Saludos
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Cuando encuentro a la abuela y la nieta juntas, siempre le digo a la joven que ella no sabe, ni el diez por ciento de lo que ella tiene en la cabeza y el corazón.En elmundo silenciosos y agreste o te vuelves loca o e come una fiera. un abrazo
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Muy bien!
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Gracias mil.
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Un desafecto maquinal!!
Un abrazo.
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Sí, a veces pienso que los trastos pudieran también tener su corazoncito. 😉
(Bicentennial Man, Isaac Asimov)
Saludos amigo
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Es usted de lo mejor…hasta con máquinas frías, me hace imaginar prohibiciones.
¿Un beso?
(I’m just kidding)
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why not?
😉
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because I want more…
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muy lindo
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Agradecido por la apreciación.
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de nada
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¡Qué ganas de leerte! ¿un mundo sin whatsapp? ¡eso sí que es ciencia ficción! XP
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Agradecido por la visita.
(yo también tengo ganas de saber si John cruzó la puerta o sigue deambulando por el universo de los personajes olvidados)
😉
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Muy ingenioso 🙂
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No, todo lo contrario. Historias del día a día.
Agradecido 😉
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letras que han reconciliado a las máquinas con los corazones, aunque nos acompañas no tienen alma.
Saludos
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Algunos pierden el tiempo buscándo el alma a las máquinas, incluso llegan a charlar con ellas y esperan respuesta. Ilusos.
Saludos de retorno.
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El día a día transformado en historia delirante, ¡mucho arte!
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La realidad cotidiana -el día a día- supera con creces a la ficción, de éso no hay ninguna duda, y tú bien lo sabes. 😉
Agradecido.
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Me pido ser tu Citröen.
BASTA YA (Vol. II)
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No te hace falta pedirlo. Los hijos de la crisis tienen perfectamente concedido el derecho a ser lo que quieran, a coger lo que les de la gana.
😉
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¡Qué bueno! ¡Fan desde ya! ¡¡¡Voy a curiosear en tu blog!!!
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Agradecido !!
Adelante, curiosea, todo un honor viniendo de quien viene la curiosidad.
Saludos
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Me encantaría escabullirme y esconderme en una de esas salas de cine con su Citroen 🙂
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Es un poco difícil, hay un cartel bien grandote de advertencia: «vetado el paso a personas y animales» (pero si te animas lo intentamos) 😉
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bueno… yo tengo algún que otro metal incrustado en el cuerpo, a lo mejor me hago pasar por androide.
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