La cueva y los maníes

toma, toma y toma ¡¡¡¡¡¡¡

HISTORIAS QUE CONTAR


Piedad intuía que entre sus piernas había una cueva misteriosa a la que no había entrado nunca nadie. Ella era la dueña de las llaves y la encargada de limpiar los contornos del dintel. A los siete años se puso muy ansiosa. Una noche le dijo a su madre que quería que por esas compuertas de carne entrara un barco, aunque fuese uno de plástico, de esos pequeñines con los que jugaba su hermano, Aníbal. Pero, hija, incluso aquel diminuto trasatlántico es demasiado grande, por ahora. La puerta está cerrada. ¿Y qué tal el aeroplano a escala que tiene mi papá sobre el escritorio, en la oficina? Ese, aunque es un poco más grande, es más liviano que el barco. ¿Lo has visto, mamá? Sí hija, lo he visto, pero… ¿Y la réplica pequeñísima de la torre Eiffel que tú guardas? ¿Te imaginas introducir aquella linda torre y luego, cuando…

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6 comentarios en “La cueva y los maníes

  1. Algun@s saben a sal, a océano, a la calma que precede las tormentas. Otr@s son miel que se te queda prendida en las comisuras…tod@s son, sin embargo, paraísos donde habitan los animales salvajes.

    Hemos cambiado el fondo, mantenemos las formas. Hablo en plural, debo estar volviéndome bipolar.

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    • Dados mis malos hábitos alimentarios he decidido afiliarme a una estricta dieta de maníses (dulces, salados, garrapiñados, crudos, tostados, etc). Es una dieta basada en el famoso método «cucurucho», del cual he sido fiel seguidor durante mucho tiempo. 😉
      No es bipolaridad, lo llaman superación, tras, entre, o delante de las tormentas, da lo mismo.

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  2. Comprendo tu entusiasmo por este texto, amigo mío; tiene una fuerza y una crudeza raras veces vista en esta red que dios nos ha dado.
    Sinceridad y ternura haciendo de espita para una carga de profundidad en modo prosa.
    Un abrazo, amigo; me encanta venir por aquí; te confieso que aun no me siento en mi salsa, veo el túnel, en vez de la salida, pero tener amigos como tú suaviza un tanto esa amalgama de sensaciones amargas.

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    • Fue éso mismo: una carga de profundidad (siempre conoces las palabras adecuadas), una carga que iba avanzando a través de unas lineas y explotó con total fuerza -y ternura- al final, con sólo un adjetivo: salado.
      No te obsesiones, el tiempo lo deshace todo, nadie ha construido jamás un túnel infinito, es más creo que la palabra túnel tiene incluida la idea de salida, de meta, de victoria. No sé, ya me dirás.

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