BARBACOA

 

Todos los jueves la misma conversación, la misma charla cansina:

Tienes que implicarte más en nuestra relación. –recriminaba ella.

No te entiendo. –despistaba él.

Sí, hombre, sí. Que tienes que poner toda la carne en el asador, para que esto nuestro funcione. –insistía ella.

¿…um? –seguía él sin querer entender-

¡¡ que debemos hacer que salte la chispa entre nosotros, joder !!

OK. –terminó él.

El viernes por la noche comenzaron a hacer el amor rutinario de todas las semanas, él se esforzó tanto que la temperatura subió hasta romper el termostato, que llovieron relámpagos, chispazos y estrellas fugaces desde las cornisas, y el sábado por la mañana amanecieron rustiditos sobre un colchón incendiado.

Él se había pasado toda la santa tarde del viernes conectando el somier de su cama a la red eléctrica, tejiendo con hilo de pólvora una sabana preciosa, untando con petróleo seco las costuras del edredón, pintando las paredes del dormitorio con esmalte fulminante, escondiendo detonadores entre las almohadas y regando con azufre inodoro todos los zócalos.

Ella quiso una barbacoa y él se la concedió.

15 comentarios en “BARBACOA

  1. Hombre no hay que tomarse las cosas de forma tan literal jaja ella deseaba chispas y chispas le dio él… muy bueno, como siempre tu falta de sueño ameniza mi velada. Un abrazo.

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    • Entre las mejores cosas que leí en el 2012 está esto:

      Tengo una máquina de hacer palabras en las tripas [ ], donde los dinosaurios hacen equilibrio en las cornisas, mientras King Kong aguarda su turno en una cola para ver una película porno, comiendo pipas del tamaño de una sandia.

      ¿lo reconoces?

      Me enamoré al instante de la niña de los ojos sucios.

      Gracias por pasarte por aquí

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    • El fuego es ancestral. Hay varias maneras de conseguirlo: rascando dos piedras como los antiguos homínidos del paleolítico, concentrando el sol a través de una lupa como Arquímedes en una de sus batallitas griegas, y también (y en ésto estarás de acuerdo conmigo) la combustión térmica y espontánea que puede llegar a producir el roce de dos pieles. Sí o sí.
      Beso

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  2. Mira por donde, esa locución, «poner toda la carne en el asador», me sirvió, hace tiempo ya, para un poema. Ahí va:

    OLVIDO

    Alguien
    se olvidó
    de ir
    a comprarla,
    y no había
    ni carne
    para ponerla
    toda
    en el asador.

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